Emulsiones Lipídicas Intravenosas en Nutrición Parenteral

Las grasas sirven a muchos propósitos en el cuerpo que los hacen biológicamente esenciales. Sirven principalmente como una fuente densa de energía celular. Sin embargo, también son componentes de membranas celulares, segundos mensajeros en cascadas de señalización celular, precursores de moduladores de la inflamación y función plaquetaria, y sirven como sustrato para la biosíntesis de novo de colesterol y esteroides endógenos.

El mantenimiento de la ingesta de grasa dentro de un rango adecuado para satisfacer las demandas fisiológicas es importante. El consumo de exceso de grasa o carbohidrato que puede convertirse en grasa da como resultado una lipoinsuficiencia de novo aumentada en la que la grasa se produce a partir de moléculas de acetil-CoA que son intermedios comunes del metabolismo de proteínas e hidratos de carbono.

Los pacientes con nutrición parenteral libre de grasa a largo plazo desarrollaron una deficiencia esencial de ácidos grasos esenciales, caracterizada por deterioro del crecimiento, retraso en el desarrollo, dermatitis y anomalías renales y pulmonares.

Las emulsiones lipídicas intravenosas han constituido un elemento importante en la nutrición parenteral durante los últimos 50 años. Las emulsiones actualmente disponibles para uso en este tipo de nutrición cumplen todas con el requisito de proporcionar cantidades suficientes de ácidos grasos esenciales para evitar deficiencias en el sistema y en el proceso en donde intervienen los mismos.

Normalmente, las grasas dietéticas son emulsionadas por sales biliares en el lumen intestinal e hidrolizadas por lipasas pancreáticas para su captación por enterocitos intestinales.

Los ácidos grasos liberados de cadena larga se envasan en quilomicrones para su entrada en los canales linfáticos y en última instancia, en el sistema venoso. Los ácidos grasos de cadena corta y media pueden ser absorbidas de los enterocitos directamente en la circulación como ácidos grasos libres unidos a la albúmina. Estos procesos se regulan cuidadosamente para asegurar que los ácidos grasos pueden ser transportadas en el torrente sanguíneo de una forma estable para las necesidades energéticas.

Las grasas intravenosas pasan por alto el lumen intestinal y por lo tanto no sufren hidrólisis por lipasas, solubilización por bilis, absorción en enterocitos o envasado en quilomicrones compatibles para el transporte circulatorio a órganos diana. Las grasas administradas por vía intravenosa deben por lo tanto ser preenvasadas en partículas compatibles para viajar a través del medio fisiológico acuoso.

Para los pacientes con insuficiencia intestinal que no son capaces de absorber suficientes nutrientes por vía enteral, la nutrición parenteral es una terapia que salvará la vida de los pacientes con este padecimiento.

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